En un reciente trabajo histórico, Marc Scherer y José Berciano han abordado la trayectoria vital y profesional de Hans Joachim Scherer [Scherer M, Berciano J. The tragic life of Hans Joachim Scherer (1906-1945), brilliant neuropathologist and victim of political arbitrariness, envy, vindictiveness and calumny. Neurosciences & History 2022; 10: 101-125; texto disponible en https://nah.sen.es/es/]. Marc Scherer, hijo menor de Hans Joachim, fue el jefe del Departamento de Aeronomía Matemática del Instituto Belga de Aeronomía Espacial (Bruselas) hasta su jubilación en 2007; José Berciano es Profesor emérito ad honorem de la Universidad de Cantabria desde 2020, continuando como miembro del Grupo de investigación de CIBERNED que dirige el Profesor Jon Infante.
Quisiéramos empezar con un esbozo de la trayectoria personal y profesional de Hans Joachim Scherer (1906-1945). Fue un médico alemán que entre 1930 y 1933 se especializó en neuropatología y anatomía patológica con los profesores Walther Spielmeyer (Munich) y Robert Rössle (Berlin), respectivamente. Oponente activo al nacional-socialismo, en agosto de 1933 se exiló de Alemania para eludir la censura nazi. Desde enero de 1934 hasta enero de 1941 trabajó en el Instituto Bunge (Amberes, Bélgica) bajo la tutela de Ludo van Bogaert. En 1936 H.J. Scherer se casó con Marie-José Donders, quien desde marzo de 1934 había trabajado como técnico de laboratorio y fotógrafa en el Instituto Bunge (ver la foto de cabecera). En abril de 1939 inició una actividad investigadora a tiempo parcial en la Universidad de Gante. Tras la invasión de Bélgica por las tropas alemanas en mayo de 1940, H.J. Scherer fue arrestado por la policía belga, siendo transferido al campo de St. Cyprien (Francia), de donde sería liberado dos meses más tarde. En enero de 1941 cesó en el Instituto Bunge tras una prolongada disputa con van Bogaert, continuando a tiempo completo en Gante. En diciembre de 1941 las autoridades alemanas le ordenaron el regreso a Alemania alegando escasez de médicos. El profesor Viktor von Weizsäker le contrató para trabajar en el Instituto Neurológico de Breslavia; aquí, como afirmó años después el propio von Weizsäker, fue obligado a cumplimentar los requerimientos exigidos por el régimen (realización de necropsia a todos los cadáveres que llegaban a la sala de autopsias en este periodo bélico). El 16 de abril de 1945, H.J. Scherer murió en la estación del tren de Landshut durante un bombardeo aliado.
H.J. Scherer centró su actividad investigadora en la morfología y biología de los gliomas, aunque sus contribuciones a la nosología de la atrofia olivo-ponto-cerebelosa (AOPC) y de la degeneración estrío-nígrica (SND) sean también de enorme importancia. Scherer fue un activísimo investigador: entre 1929 y 1945 publicó 59 artículos científicos y cuatro libros, la mayoría de ellos como primer autor. Lamentablemente tuvo que superar no pocos obstáculos, de los que damos cuenta a continuación.
Uno de nosotros (J.B.) reportó que, en 1933, había efectuado la primera descripción de la DEN (Berciano J et al. An early description of striatonigral degeneration. J Neurol 1999; 246: 462-66), la cual se había atribuido siempre a R. Adams, L. van Bogaert y H. van der Eecken [cf. Psychiatr Neurol (Basel) 1961; 142: 219-59]. Argumentamos que, sin mencionarlas, tanto Adams como van Bogaert eran conocedores de las contribuciones de Scherer al respecto, es decir, que deliberadamente omitieron su magistral descripción de las lesiones putaminales y nígricas en la AOPC, que constituyen el substrato neuropatológico de la DEN. Además, los trabajos de Scherer fueron definitivos para desterrar el erróneo concepto de parkinsonismo cerebeloso en la AOPC hasta entonces vigente en la literatura neurológica.
La reputación de H.J. Scherer fue seriamente dañada con la publicación de una nota histórica sobre él a cargo de dos conocidos neuropatólogos alemanes [PeifferJ, Kleihues P. Hans-Joachim Scherer (1906-1945), pioneer in glioma research. Brain Pathol 1999; 9: 241-5]. Tras reconocer que Scherer era uno de los neuropatólogos más creativos de su tiempo, estos autores expresaron comentarios denigrantes, a saber: i/ que Scherer tenía una personalidad controvertida, que le llevó a participar en el programa de eutanasia nazi en la etapa final de la Segunda Guerra Mundial; y ii/ que con la invasión alemana de Bélgica, Scherer intentó usurpar la Jefatura de van Bogaert en el Instituto Bunge. A partir del trabajo de Peiffer y Klehuis, el nombre de H.J. Scherer apareció en los listados de los perpetradores nazis de epónimos neurológicos. Tras su jubilación en 2007, M. Scherer se enfrascó en la empresa de investigar el pasado de su padre con el objetivo de restaurar su buen nombre.
En una carta al Editor publicada 14 años más tarde al mencionado artículo de Peiffer y Klehiues, M. Scherer respondió proveyendo una contundente evidencia de que su padre se opuso con firmeza a la agenda política del partido Nazi, y de que la imputación según la cual él habría tratado de desposeer a van Bogaert de su Jefatura carecía de fundamento [Scherer M. Some comments on the paper: Hans Joachim Scherer (1906-1945), pioneer in glioma research. Brain Pathol 2013; 23: 485-7]. Posteriormente, los autores (J.B. y M.S.) entraron en contacto por correo electrónico, lo cual dio pie a dos líneas de publicaciones:
Oportuno colofón para este debate es el editorial de Arie Perry (Perry A. Practising neuropathology under great adversity. Brain Pathol 2013; 23: i), del que tomamos el siguiente párrafo: “I greatly admire Dr Scherer’s remarkable insights on gliomas despite the many challenges of practicing neuropathology during this period. These included secondary structure formation (ie, patterns of tumor spread) and primary vs. secondary glioblastomas, concepts that were only possible to validate with molecular studies many decades later. One can also only wonder how much brighter Dr Scherer’s star might have shone had he simply been born in a different place and time”.